Entrevista a Benito Pérez Galdós

Una noche del mes pasado (no recuerdo cuál), coincidí con un escritor  de renombre que me permitió hacerle unas cuantas preguntas sin queja alguna.

Buenas noches, Sr. Pérez Galdós. Comencemos.

Se ha dicho de usted que iba para abogado, ¿qué fue de su carrera de Derecho?
-El 63 o el 64—y aquí flaquea un poco mi memoria—mis padres me mandaron a Madrid a estudiar Derecho, y vine a esta Corte y entré en la Universidad, donde me distinguí por los frecuentes novillos que hacía.

O sea, que su afición por las letras ha sido desde siempre. ¿A qué le debemos  su inspiración o su vocación?
-Escapándome de las Cátedras, ganduleaba por las calles, plazas y callejuelas, gozando en observar la vida bulliciosa de esta ingente y abigarrada capital. Mi vocación literaria se iniciaba con el prurito dramático, y si mis días se me iban en flanear por las calles, invertía parte de las noches en emborronar dramas y comedias. Frecuentaba el Teatro Real y un café de la Puerta del Sol, donde se reunía buen golpe de mis paisanos.

Sin embargo, no todo eran risas… El drama político siempre está como telón de fondo o como tema principal de sus obras. ¿De qué sucesos políticos ha sido testigo?
En aquella época fecunda de graves sucesos políticos, precursores de la Revolución, presencié, confundido con la turba estudiantil, el escandaloso motín de la noche de San Daniel —10 de abril del 65—, y en la Puerta del Sol me alcanzaron algunos linternazos de la Guardia Veterana, y en el año siguiente, el 22 de junio, memorable por la sublevación de los sargentos en el cuartel de San Gil, desde la casa de huéspedes, calle del Olivo, en que yo moraba con otros amigos, pude apreciar los tremendos lances de aquella luctuosa jornada. Los cañonazos atronaban el aire; venían de las calles próximas gemidos de víctimas, imprecaciones rabiosas, vapores de sangre, acentos de odio… Madrid era un infierno.

…Y entonces se refugiaba en sus libros. ¿Verdad?
(Entre suspiros)-…No tuve valor para seguir la fúnebre traílla hasta el lugar del suplicio, y corrí a mi casa, tratando de buscar alivio a mi pena en mis amados libros y en los dramas imaginarios, que nos embelesan más que los reales.

Explíquenos las acciones o el trabajo literario del Sr. Pérez Galdós, como gran literato que es usted.
(Gesticula con las manos) -Yo enjaretaba dramas y comedias con vertiginosa rapidez, y lo mismo los hacía en verso que en prosa; terminada una obra, la guardaba cuidadosamente, recatándola de la curiosidad de mis amigos; la última que escribía era para mí la mejor, y las anteriores quedaban sepultadas en el cajón de mi mesa.

Habla de guardar sus obras en un cajón, pero ¿nunca ha querido quemar sus manuscritos?

(Risas) -Yo frecuentaba los teatros, principalmente en los estrenos. En una localidad alta del Teatro Español asistí al estreno de Venganza catalana, del maestro García Gutiérrez, y quedé tan maravillado, que al volver a mi casa no se me ocurría más que quemar mis manuscritos…, pero no los quemé; lo que hice fue imaginar otras cosas conforme al patrón del grandioso drama que había visto representar.

Estaremos de acuerdo de que su género es la novela. ¿Y el teatro?
Después de La familia de León Roch, y sin respiro, La desheredada; en seguida me metí con El amigo Manso, El doctor Centeno, Tormento, La de Bringas y Lo prohibido… Hallábame yo por entonces en la plenitud de la fiebre novelesca. Del arte escénico no me ocupaba poco ni mucho. No frecuentaba yo los teatros.

Benito Pérez Galdós

Aún sin frecuentar, ¿conocía a los grandes del teatro de 1885?
-Desde mi aislamiento sentía el rumor entusiasta de los grandes éxitos de don José Echegaray, Aquel portento iba de gloria en gloria, fascinando a todos los públicos. Conocía yo las obras de Echegaray por la lectura, no por la representación. Pasaron años antes de que yo viera sobre las tablas las obras del gran maestro.

Antes de acabar…¿Con qué recuerdo de su biografía se quedaría?
Expirando el verano, volví a Madrid, y apenas llegué a mi casa, recibí la grata visita de mi amigo el insigne varón don José Ido del Sagrario, el cual me dio noticia de Juanito Santa Cruz y su esposa Jacinta, de doña Lupe la de los Pavos, de Barbarita, Mauricia la Dura, la linda Fortunata, y, por último, del famoso Estupiñá.

 

Y así acaba esta entrevista con sus respuestas «tan virídicas como deshilvanadas» a Benito Pérez Galdós. 

Fragmentos extraídos de Memorias de un desmemoriado. Visor libros, 2005.

Laura Vicens
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2 comentarios en “Entrevista a Benito Pérez Galdós

  • el 2015/03/24 a las 15:20
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    He de reconocer que me ha encantado este enfoque. Me parece una muy buena entrevista-ficción, espero que Laura publique más de este estilo, por ejemplo a Cervantes, Ausiàs March, Shakespeare, … y otros autores conocidos.

    Enhorabuena por esta tarea divulgativa.

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