¿Cuáles son los peligros del blanqueamiento dental?
Los dientes blancos son sinónimo de salud, un símbolo de buena higiene y un concepto estético que se impone con fuerza en todo el mundo. Nada de perlados ni imperfecciones sino blancos hasta puntos extremos y sin importar a penas la artificialidad o riesgo para la salud que puedan suponer.
Hace unos meses hablamos aquí mismo sobre el curioso blanqueamiento anal aunque es más frecuente y popular el de los dientes. Famosos y gente de a pie parecen haberse rendido a una moda en la que la artificialidad de unos dientes blancos se lleva al extremo.
Beber café, fumar, tomar vino, además de una escasa higiene dental, envejece el blanco de los dientes. El amarilleamiento de los dientes se asocia a una mala salud pero también se aleja de los cánones estéticos que tenemos en nuestra sociedad. Con referentes que van desde Hollywood a cualquier mediocre estrella de la parrilla de Mediaset, no son pocas las personas que se muestran obsesionadas con unos dientes ‘perfectos’.
Baste decir que, en una sociedad en la que se idolatra a la juventud y se margina el envejecimiento, unos dientes que pierden su blancura dentro de lo saludable, no son considerados ni tan siquiera sanos. En gran parte la pérdida de la blancura de nuestros dientes se debe a los alimentos mencionados anteriormente, al tabaco, a la acidez de nuestra propia saliva o a la paulatina pérdida de colágeno en nuestros dientes. Que el diente envejezca es tan normal como que te salgan patas de gallo o canas.
No asumimos que nuestros dientes se hacen viejos y nos llegamos a avergonzar cuando alguien nos sorprende con una dentadura inmaculada, ordenadita y requetesmaltada.
Los fabricantes de pastas dentífricas también tienen que ver con todo esto y con un simple vistazo a las estanterías de los supermercados veremos como un gran número de los envases prometen dientes más blancos en unas semanas. Además contratan a modelos, cantantes, o incluso a Shakira, para que nos enseñen su photoshopeada sonrisa y así nos convenzan de lo poderosos que seremos con semejantes incisivos.
Clínicas dentales y algunos dentistas de dudosa ética, anteponen la salud de un paciente a una tendencia estética que, en el mejor de los casos, sufraga los caprichos de sus hijos e hijas, amén de los propios. Unos dientes más blancos no significa que sean más sanos pero blanquearlos sí puede tener graves consecuencias.
Algunos fabricantes han visto el filón del blanqueamiento y ofrecen alternativas muy económicas que permiten blanquearte los dientes en tu casa. Podrás encontrarlo en algunas droguerías o parafarmacias y aunque obvies las advertencias de que ese producto te puede dañar lo dientes, lo considerarás un riesgo a correr en aras de parecer más joven y más atractivo/a.
La periodista Anna Maxted contó en el Daily Mail su experiencia adictiva a querer tener más y más blancos sus dientes y, tras pasar por un inicial blanqueamiento en el dentista, echó mano de los productos de parafarmacia. Evidentemente lograr la sonrisa de Nicki Minaj, de Tom Cruise, o de algún tronista, exige más de una sesión pero como ella plantea ¿qué sucede con el esmalte? ¿Con las encías? ¿Con nuestra salud en general?
- Algunos productos te pueden irritar las encías, las queman literalmente. Con esto aumentas exponencialmente el riesgo a que tus dientes se caigan al no tener ninguna sujeción en tu boca.
- Se producen daños abrasivos en el esmalte, dejando a tus dientes sin protección alguna. Estos rallados de tu esmalte o su posterior desaparición, harán que tus dientes amarilleen mucho antes, volviéndote a auto-exigirte más química en tus dientes.
- Muchos de estos productos incluyen peróxido, un abrasivo que, además de provocar retracción en las encías, aumenta tu sensibilidad dental, y puede quemarte el esófago o el estómago.
Existen algunos trucos que dicen no contener peróxido de hidrógeno pero contienen activos que al reaccionar con tu propia saliva sí se convierten en peróxido. Lo más grueso de este asunto es que hay efectos secundarios de los cuales aún no sabemos sus consecuencias, los efectos a largo plazo.
En definitiva lo más sano que puedes hacer es mantener una higiene dental digna, no abusar de productos que dañen el esmalte ni tampoco comer alimentos que te amarilleen los dientes. Visitando al dentista, pero al que quiere cuidar de tus dientes y no de sus ahorros, podrás obtener una bonita sonrisa, sobre todo si es con una dentadura completamente sana.
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