La Artemia en Silencio
Aunque este título pueda evocar a una novela de tintes marinos, les hablo de comunicación, y concretamente de las corrientes de opinión. Una Espiral del Silencio es una conducta social en la cual los individuos dejan de comportarse como tales para hundirse en el miedo a expresarse.
Cuando lanzamos una campaña y damos de pleno en nuestro público objetivo puede darse el caso en el cual el público artémico acorrale a nuestro target hasta hacerle perder el interés en nuestra marca. Vamos a poner un ejemplo que a más de uno hará sonreír:
Justin Bieber es un cantante, canadiense, ídolo de adolescentes y algún que otro adulto. Lejos de criticar su talento musical, vamos a analizar como este producto tiene una falla respecto a su repercusión social.
En redes sociales como Twitter es frecuente el trending topic que trata de ofender no sólo al cantante sino de acallar a sus enloquecidos fans. Es un caso particular y muy obvio de cómo la Espiral trata de silenciar a un grupo de opinión que considera desfavorable.
La broma trata de ridiculizar, de socavar el valor artístico del cantante y de sus fans. Pero esto no es sólo envidia, sino que hay odio. ¿Por qué?
La actitud del muchacho en cuestión es extremadamente proclive a su autoenaltecimiento, una autoestima demasiado alta que usa al grupo de fans como arengadores de cada decisión que toma: en su aspecto, en su vida, en su música, etc. Un simple corte de pelo es retransmitido en redes sociales como si fuese un detalle de vital importancia para la humanidad.
Los agentes de este niño han aprovechado el filón de su éxito y lo han reaprovechado hasta lo más infinitesimal, la repetición en medios para que se hable del muchacho sería, como diría Noelle-Neumann parte de la manipulación de los Mass Media para ordenar el sentido de la corriente de la Espiral del Silencio.
La Artemia es impredecible, así rezaba una gran campaña de Aquarius al referirse a lo impredecible del comportamiento humano. Aquellos que no son fans, que no están dentro del público objetivo de esta marca, se revelan por ver al resto de los individuos narcotizados como lemmings que siguen al gran líder.
Por principios no voy a querer inmiscuirme en qué deberían hacer bien los dueños de Justin Bieber, pero simplemente diré que explotar comercialmente una marca, a estos niveles mundiales de fama, sobre la vida de un menor de forma tan invasiva sólo puede crear un tipo de ser humano: el hueco.
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