Viaje al centro de la calabaza de Halloween: ¡chulea esto durante la fiesta!

Llega Halloween (la Hallow evening, o Hallow Eve), la ancestral fiesta que asociamos a los estadounidenses, a Hollywood, a los zombies y a Freddy Crugger. Pero ¿de dónde procede esta fiesta? Hoy, en Magazing, viajamos al centro de la calabaza para a enseñarte el origen de esta tradición más nuestra de lo que te piensas.

Simon WijersAunque pueda parecer que esta fiesta proviene del país del Mickey Mouse, en realidad su origen reside en la inmigración irlandesa al continente americano. Se trata de una celebración celta de cariz purificador que coincide con el fin del verano y el inicio de de la Mitad Oscura del año.

Con el fin de las cosechas daban la bienvenida al invierno. Curiosamente para los celtas la oscuridad era el final, así por ejemplo los días comenzaban con la llegada de la noche. Con la fecha de lo que hoy sería el 31 de octubre del calendario romano, se iniciaba su nuevo año.

En esa noche, cargada de misticismo, se abrían las puertas a lo sobrenatural que se acercaría a nuestro mundo. La purificación era parte de sus ritos de celebración. Se deshacían de todo lo negativo o impuro mediante ritos religiosos que apelaban a la llegada del día primero de Samonis (día de reunión).

Los pueblos celtas no se autodenominaron nunca así mismos bajo ese nombre, fueron los romanos quienes los bautizaron así y quienes al conquistarlos unificaron esta celebración con Las fiestas de Pomona romanas. No fue hasta la entrada del cristianismo que se «apañó» con el Día de Todos los Santos. Llamado como Hallow´s Day el 31 de Octubre pasó a ser conocido como la víspera de todos los Santos (All Hallow´s Evening) y al contraerse las palabras en ingles terminó como Hallow-e’en o el moderno Halloween.

11226001_974516239287359_5541102535196402900_nPero… ¿y esa tradición de vaciar calabazas y esculpir ojos y boca con pinta tenebrosa? En este caso nos tenemos que remontar a Galicia donde esto es una tradición ancestral con culto a las cabezas cortadas. Un fantasma con una calabaza vacía por cabeza, con los agujeros correspondientes a las cuencas de los ojos y la boca, se encargaría de asustar a los niños. Su nombre fue el de Coco y perseguiría a los niños que no se portasen bien.

No es extraño encontrarse en la tradición celta la imaginería de los fantasmas con cabeza de calabaza, concretamente en el personaje de Jack O’Lantern, una interpretación del gallego Coco. En este caso Jack es un personaje del folclore irlandés que se asocia a un granjero que luchó contra el demonio a quien engañó haciéndole subir a un manzano y lo rodeó de cruces para que no pudiera bajar. Jack chantajeó al diablo diciéndole que le dejaría bajar del manzano si prometía nunca llevarse su alma. Cuando el cuerpo de Jack murió, como el demonio le había prometido no llevárselo, su alma incapaz de entrar en el cielo por ser pecaminosa, se quedó atrapada en el mundo de los vivos.

Jack, que buscaba entre la oscuridad, le pidió al diablo que le ayudase y este, burlándose de él, decidió lanzarle una brasa del infierno que nunca se apaga. Jack aprovechó esta brasa y la introdujo dentro de un nabo y lo usó como linterna. Con el tiempo el nabo dio paso a la calabaza que todos conocemos (y que es más fácil de vaciar que un nabo… claro).

Por supuesto esta nota de folclore tiene diferentes versiones y en algunas Jack es más malo que en otras. Sin duda esa unión celta entre las calabazas gallegas del coco y el personaje de Jack el de la linterna irlandés deben tener una conexión.

¡Feliz día de los muertos madarfacas!

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