Yo me lo escribo, yo me lo publico

Algunos autores como Amanda Hocking consiguieron autopublicarse sus propios libros hasta conseguir vender más que ningún autor. Si Gutemberg levantara la cabeza nosotros nos daríamos un susto y él otro.

Amanda Hocking es una autora que estuvo publicando sus obras a precio de risa en la plataforma de Amazon. El éxito de sus novelas de Urban Fantasy funcionaron perféctamente. Tal vez por la moda de Crepúsculo, o tal vez porque la autora conecta con el público sin ninguna pretensión añadida, finalmente su talento se erigió por encima de editoriales grandes y pequeñas. Su proximidad con los lectores se ve a través de las redes sociales donde la adoran.
Es el caso también de las autoras de Oksa Pollock, en este caso Cendrine Wolf y Anne Plichota eran dos bibliotecarias que, a través de la distancia de sus dos ciudades de origen, decidieron dar a la literatura infantil un mundo de fantasía, en la línea de novelas como Harry Potter o El Señor de los Anillos.
Estas dos autoras francesas tuvieron muchas negativas hasta que, autopublicándose, tuvieron el éxito que se merecían. Fue en ese momento en el que las editoriales se interesaron en ellas.
Conozco muy de cerca a estas tres autoras, me encargué de parte de sus campañas online junto a los compañeros (magníficos todos) de Ulises Interactive. Pero el éxito no está en la campaña publicitaria, ni en los copys, ni en el diseño gráfico al que se le dio mil vueltas.
A estas autoras hay que reconocerles el talento, la osadía, el valor. En un mundo en el que hay princesas del pueblo cocainómanas, raperos que zurran a sus esposas, políticos que se ríen de su «no culpabilidad», y jueces que se pelean por quitar las estrellas, en ese mundo, hay quienes dan un paso al frente y defienden su talento.

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