Wonder Woman no debió salir de Themyscira

Wonder Woman, la cuarta película del proyecto DC ha sido recibida con entusiasmo por buena parte de la crítica. En la taquilla está funcionando estupendamente y sin embargo, a mi me dejó frío. ¿Eso quiere decir que es una mala película? Al contrario, se trata de un entretenimiento ideal para estas fechas estivales. Y no es que fuera al cine buscando la gravedad del Batman nolaniano (que daño está haciendo la alargada sombra de su trilogía a esta empresa). La Mujer Maravilla es un personaje de una psicología diferente debido a su origen. Y eso esperaba. Otra visión a lo ya visto anteriormente en Escuadrón Suicida, Batman v Superman y El hombre de acero.

Ese origen es precisamente la parte más positiva de la cinta. La explicación mitológica en esos cuadros en movimiento es una solución tan práctica como bella. Ayudan también esas Connie Nielsen y Robin Wright aguerridas imprimiendo personalidad a ese mundo de amazonas tan lejano y fabuloso. Es curioso como palidece Gal Gadot en comparación a las presencias de estas dos intérpretes.

La parte más positiva de la cinta pronto se diluye en cuanto el intrépido espía provoca que Diana abandone su hogar. No le sienta bien al tono de la película este traslado a Londres y luego a la trinchera. Sobrevuela una sensación de déjà vu. ¿Capitán América: El primer vengador?

Además los toques de humor se quedan en media sonrisa. El grupo de amigos en los que se apoya nuestra heroína favorita no dejan una gran marca, no hay frases que se te queden marcadas ni diálogos chispeantes más allá de Chris Pine tirando de sus tics de Star Trek, y sólo Danny Huston y sobre todo nuestra Elena Anaya con su doctora Veneno dan algo de magnetismo a una cinta excesivamente plana. Ni rastro de la directora de la sensacional y escalofriante Monster.

Mención a parte merece la media hora final. La última media hora de las cuatro películas mencionadas que integran hasta ahora este universo cinematográfico son iguales: Duelo final destructivo. Da la impresión que siempre se les queda corto el guion y tiran por la calle de en medio haciendo un Roland Emmerich. Y no entraré en las escenas de acción con esos efectos low cost que parecen dignas de un videojuego, el montaje en el que en un momento el enamorado está en un ala colgando al borde de la muerte y en el siguiente corte ya está manejando el avión o que David Thewlis no está para aguantar esa armadura.

Y lo siento, pero Gal Gadot no da la talla. No me la creo. Es más, en su primera aparición estaba mejor. Esperemos que la hija predilecta de Themyscira me convenza a golpe de lazo y espada en su próxima aventura.

Después del verano llega La Liga de la Justicia. Miedo me da ver a Jason Momoa cabalgando los mares en un caballito de mar gigante. Un superhéroe que tiende al ridículo en una adaptación de este tipo y visto los precedentes…que Kal-El nos coja confesados.

 

Manuel Cobo

Manuel Cobo

Abogado no ejerciente y cinéfilo empedernido. Siempre en decadencia.

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