William Burroughs: asesino, yonqui e icono

Nacido el 5 de febrero de 1914, se convirtió junto Ginsberg y Kerouac, en un miembro de la santa trinidad beat, etiqueta de la que renegó y mostró su rechazo al encasillamiento. Supo lo que era matar a un ser querido, perder a un ser querido, sentir atracción por un hombre, amar a una mujer, casi perder la vida por la heroína y años después reivindicar y luchar por la normalización y el uso de las drogas.

20160415_BorroughsReferente en la literatura estadounidense, aunque en los 50, como sus compañeros, sintiese repulsión por el ‘american way of life’; Burroughs trató y habló de una forma directa de los tabúes más castigados de los Estados Unidos de aquellos años, y que a día de hoy siguen siendo temas a esquivar; la identidad y la orientación sexual, como en su obra Queer, o el uso de las drogas y la vida de un adicto, como en Yonqui, pero no solo en estas dos novelas se tratan dichos temas, si no que toda su obra y carrera se ve influenciada por ello, además de por una amargura y una niebla entendible, una vez conoces la vida del escritor: consumidor y adicto a varias drogas, en especial a la heroína, por la que robó, tuvo problemas con su familia y con la ley, y pasó por varios centros de desintoxicación.

Por si esto fuera poco, en 1952, una noche, como otras muchas, de gran desfase, unos amigos, Joan (la mujer de Burroughs) y el mismo escritor, decidieron jugar a un juego, Joan se puso un vaso sobre la cabeza y William tendría que disparar y romperlo, pero como era de esperar el tiro falló, y atravesó la cabeza de su esposa que murió al instante, en presencia de su hijo, William Burroughs III, que años después se volvió adicto a las anfetaminas, y después de un trasplante de hígado, murió de cirrosis a los 33 años.

Estos dos hechos, en especial el primero, marcaron y anclaron profundamente la vida, y en consecuencia, la carrera del escritor. Todo se complica más, cuando, aun que Burroughs sentía y estaba enamorado de su mujer, en lo sexual, se complementaba y entendía mucho mejor con los hombres, algo penalizado por la ley en aquel entonces: él y Ginsberg, amantes durante un tiempo, se sentaban a hablar sobre cómo podrían curar su homosexualidad.

En 1954, Burroughs se aparta del mundo y se va a vivir a Tánger, donde reside 20 años; allí escribiría algunas de sus mejores obras, como el Almuerzo desnudo.

Convirtiéndose, no solo en padre de la generación que le tocó vivir, sino siendo también un gran referente para la generación hippie de los 60, para los activistas de los 70, y, apurándome, para los jóvenes de finales de los 80, principios de los 90, cuando Burroughs se convierte en un habitual de los debates y tertulias en la televisión estadounidense donde habla y lee sus textos.

William Burroughs sigue siendo recordado a día de hoy, y a pesar de haber sido yonqui, amante, esposo, asesino, padre, estrella televisiva, escritor… siempre será recordado, muy a su pesar, como el mayor referente de la generación Beat.

Martin Grito

Martin Grito

Proyecto de artista en toda la extensión de la palabra. Redactor en Magazing y Un Blog Chino. Técnico en Imagen y estudiante de Realización.