¡Viva el Fracaso! Podemos equivocarnos sin complejos buscando nuestra vocación

Después de la Selectividad, o del “Selectivo” como le llaman en algunas zonas de España, toca escoger una carrera echando un vistazo (siempre orientativo) a las notas de corte de años anteriores. Esto se repite año tras año y exige a los alumnos un esfuerzo extra tras la prueba para buscar la formación que precederá a sus años en el Bachillerato. Pero equivocarse es de sabios, más que de humanos, porque una de las bases de nuestra sociedad es el “ensayo y error”, errar es de humanos y herrar es de herreros.

Gerunding010El fracaso está mal visto, en algunas sociedades más que en otras, y la pena capital muchas veces por este “delito” es una marginación que se traduce en depresión, abandono, y finalmente arrepentimiento y frustración.

En cambio sobrevaloramos el éxito sin ser conscientes de qué supone tener un “éxito” aceptado por la sociedad. El sacrificio no es la clave, pues uno se puede sacrificar y a pesar de ello seguir sin lograr ese “éxito” envidiado; influyen factores como la oportunidad o la suerte, las relaciones personales o enchufismos, o excepcionalmente la casualidad.

Recientemente veíamos un anuncio de Bacardí, la bebida espirituosa, y nos hablan de la familia fundadora, concretamente del señor Facundo, que falló en varias ocasiones en su negocio. Quebró hasta tres veces, y la marca actualmente es una de las primeras a nivel mundial.

El fracaso sirve para persistir.

Es cierto que el fracaso duele, pero no debería dolernos más que un pequeño coscorrón, o incluso que un sopapo por parte de nuestros padres. Pasados unos minutos el fracaso se debe transformar en anhelo de superación, análisis de los errores, y hallar en ellos qué nos puede ayudar para en la segunda intentona conseguirlo.

La cabezonería no es útil.

No hay que mezclar la persistencia con la cabezonería. Ser insistente tiene que ir acompañado del análisis. Si no logramos la nota que queremos para la universidad, por ejemplo, hay que sopesar si vale la pena iniciar otra formación similar, complementaria, o alguna de las que nos atrae vocacionalmente. Insistir sin más objetivo que lograr un primer impulso nos puede hacer perder mucho tiempo.

Lo transversal también mola.

Hay aptitudes que se pueden desarrollar de manera transversal como puede ser por ejemplo la formación no reglada, módulos de grado superior, aprender nuevos idiomas, certificar los que se conoce, elaborar talleres de habilidades especiales, etcétera.

Más allá de mejorar la longitud del currículum hay que centrarse en sostener una línea de conocimiento que se pueda aplicar al resultado final, tu carrera profesional. Pequeños objetivos que te permitan superar el fracaso y prepararte para una situación cómoda en la que puedas sentirte a gusto.
El fracaso, como el éxito, son triunfos relativos. Como se suele decir “cada golpe nos hace más fuertes” y aunque tampoco hay que provocar a la fortuna, está bien tentarla aceptando que en esta vida la relatividad de los triunfos parten de las obsesiones de cada uno. Fracasar no es un error, un error es no haber fracasado nunca.

Recuerda que como dice la canción: Sin dolor no te haces feliz :

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