Fronze: el musical de Leticia Sabater (le echamos un ojete al tema)

¡Ólvidate del Leti Rap! Déjalo… Déjalo… Let it go. La artista barcelonesa, Leticia Sabater, nos ha dejado a todos a cuadros con su nuevo espectáculo (para niños) en el Gran Circo Alaska. Interpreta a la princesa Elsa de Frozen, pero para disléxicos (llamado Fronze). Las bromas, memes y vídeos en Youtube no se han hecho esperar. ¿Morbo? ¿Por qué llamarlo morbo cuando lo podemos llamar fascinante?

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Está claro que los derechos de Disney y las ferias nunca se han llevado mal del todo. No es algo reciente que muchos circos aprovechen el tirón de las películas de moda para acoplar en sus espectáculos aquello que a los niños les tiene en teresiano éxtasis. A Disney tampoco es que le quite ningún mercado; nadie es tan ciego como para no ver la diferencia de un Frozen sobre hielo o un muñeco de nieve Olaf con polixpan. Que el Gran Circo Alaska haya secuestrado el «mundo Frozen» para ambientar su espectáculo es algo que, seamos sinceros, nos parece habitual.

A lo habitual de plagiar un Disney han añadido el ingrediente de ver a Leticia y lo han petado. Videos haciendo parodias, miles de tuits sobre el asunto, Facebook, artículos en diferentes medios hablando del tema… Fijaos que hasta «La mierda que habla» aka. Calypoo Van Dyke le dedicó una entrevista. En definitiva, si nos ponemos a sacar cuentas Leticia les sale rentable con toda la promoción que «de gratis» están consiguiendo.

Realmente no importa lo bien o mal que cante Leticia Sabater, tampoco importa que sea bizca de un ojo, de los dos, o también del tercero. A la hora de definir el arte no nos podemos quedar con el punteo de guitarra perfecto, lo simétrico de un poema, o lo transgresor de un arte pop. El arte, en sí mismo, es diverso y perverso.

No estamos tampoco hablando de un espectáculo que se esté midiendo la longitud de sus genitales con Le Cirque du Soleil, estamos hablando de un espectáculo que es lo más punki que hemos visto en tiempo.

Nos podemos quedar en lo cosmético, en lo superficial, del parecido de la princesa Elsa con un cachorro de carlino con peluca rubia; más allá de eso estará el trabajo que realiza Leticia Sabater  y que cumple esa función «ad hoc»: entretiene, divierte y sin duda alguna impresiona.

Magazing FronzeFronze es, en sí mismo, un concepto reivindicativo de manera involuntaria: estamos dispuestos a pagar cientos de Euros por llevar a nuestra familia a ver un espectáculo como el de Le Cirque du Soleil o por productos y subproductos de la factoría Disney. Pensamos y juzgamos lo que «la mayoría» decide y por la misma regla todo aquello que no cumpla estándares de capitalismo es cutre y de baja calidad.

Algunos habréis pensado que, en este punto, estoy defendiendo lo friki y abandero lo grotesco. Nada más lejos de Mediaset que todo esto. Defiendo que existan diferentes tipo de arte y que en ellos tenga cabida cualquier expresión, también la que roza lo caricaturesco.

¿Qué más da que Leticia lleve el pelo teñido? ¿Qué más da que cantase lo de Mr. Policeman? ¿Que ha salido en algún programa de cotilleos? Aquellos que se crecen ridiculizando a esta persona se sienten inmerecidamente inmunes. Es más sencillo criticar o burlarse de alguien cuando ignoramos que cuando somos conocedores.

¿Cuántos de aquellos que se ceban en críticas que rozan el delito estarían dispuestos a decir lo mismo si se tratase de alguien cercano? Hablar mal es como hurgarse la nariz, nadie reconoce hacerlo pero algunos se chupan hasta el dedo.

El espectáculo de Leticia Sabater estará en Sevilla hasta el 25 de octubre y quizás tenga continuidad por el resto de España. Como ha dicho la propia Sabater: «está ilusionada con volver al público infantil». Nostros que no podemos evitar recordarla con la anaconada del Mr. Policeman, intentaremos hacer un esfuerzo hasta aquellos años en TVE en los que tenía mucha marcha.

Robert Barber
Socializando

Robert Barber

Fundador de Magazing y de Gerunding Publishing.

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