La burbuja del gurú de Internet (II): Repercusiones sociales

En Internet existen muchos gurús, algunos llegan a sentirse tan gurús en esto de las tecnologías de la información que se atreven a usarlo como carta de presentación. ¿Qué consecuencias tienen estos iconos en nuestra sociedad virtual? ¿Y en la real?

El líder es algo natural dentro de las jerarquías humanas e incluso de la totalidad de los seres que habitan en este planeta. Los lobos tienen el jefe de la manada, los franceses a Juana de Arco, y los de Internet tienen a Zuckerberg. Es natural que alguien marque o denote, pero siempre se requiere una destreza o un talento, una capacidad que permita a los otros darse cuenta de las tendencias.
Seguimos con nuestra semana monográfica, ciertamente satírica pero no exenta de autocrítica. Ayer dentro de la temática de la burbuja que suponen los gurús de Internet hablamos sobre cómo ser uno de ellos, hoy nos acercamos en las consecuencias de este tipo de personajes dentro del sector de las TIC.

Internet es una vida real distorsionada, o una distorsión de la realidad. El tiempo no es el mismo, ni las relaciones afectivas, ni existen barreras geográficas. Dicho de una manera más frívola: Insultar a Ewan McGregor a las 4 de la tarde desde la piscina mientras estamos tomando el sol es posible gracias a un teléfono inteligente y una cuenta de Twitter.

Las consecuencias de los gurús de Internet

Sin duda alguna, pero por cualquier sospecha aclararé, los gurús en este artículo son aquellos profesionales que se ingenian argucias para transformarse en un personaje icónico y falso. De lado dejamos a los verdaderos profesionales que dado su conocimiento pueden marcar tendencia o referenciar ideologías.

Cuando se es un gurú se carece de conocimiento o de talento, en este caso las habilidades derivadas de la vigorosidad de los labios y la carencia de las papilas gustativas tiene las siguientes repercusiones:

  • Un grupo de corderos necesitados de conocimiento y carentes de criterio perseguirán al gurú desde su Twitter a postear comentarios en su blog, o acudir a sus charlas sobre temas de referencia.
  • Otros gurús tratarán de aprovechar la popularidad para que su «personaje» también sea popular, es decir, te salen ‘donettes por todas partes’.
  • Las publicaciones serias dan media espalda a estos gurús, pues no se la pueden dar entera. La fuerza de personajes como estos no puede ser obviada, tratar de desprestigiarlos es más arriesgado.
  • Mueven tendencias equivocadas, como por ejemplo anunciar el fin de Facebook, o el bombazo que supondrá el nuevo teléfono de Apple. En ocasiones su ética queda superpuesta a talones o cheques.
  • Provocan el fracaso de otros. Para subir hay que poner el pie en un escalón, y no importará que sea el de otros compañeros: «trabajo en Internet pero soy tan genial que nunca he clicado un banner» (como ejemplo).
Olga Cosntanza, en su blog, habló antes que yo sobre el «cómo ser un gurú de Internet«. Recomiendo desde aquí el artículo, pero sobre todo que recuerden una de los puntos que ella destaca: El gurú no descubre algo nuevo, ya lo sabía y ahora te lo recomienda

¡Me declaro insolvente de conocimiento!

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