Amar no debería ser delito

L, G, T y B son las letras de un alfabeto escrito con muchas lágrimas desde hace muchísimo tiempo y detrás de cada una de ellas se esconde una historia no concluida de lucha y reivindicaciones que con mucho en común, es tan diversa como los colectivos representados en este abecedario multicolor.

Pero L, G, T y B son mucho más que unas siglas, es una expresión de auto-identificación colectiva y ha sido adoptada por la mayoría de comunidades y medios de comunicación LGBT en muchos países del mundo.

El Orgullo LGTB (sigla compuesta por las iniciales de las palabras Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales) es una fiesta que sirve para reivindicar el derecho a amar y a sentir libremente, para reclamar la no persecución que han sufrido y sufren una amplia parte de la población de nuestro planeta. Por desgracia, en España y en muchos países aun abundan los casos de rechazo familiar, discriminación, palizas, burlas y muchas cosas más por motivos de condición sexual.

Lo que no nos damos cuenta es que hacemos sufrir a muchas personas la consecuencia de la falta de conocimiento, ignorancia en este tema y la carencia de amor.

Lamentablemente, hay muchas personas que seguramente no se han sentido libres de decir quiénes eran, que sentían ni a quiénes amaban, y aun hoy en día eso sigue ocurriendo.

Este mundo no necesita más prejuicios sino mucho amor, más abrazos para los que hemos dejado fuera nuestros estúpidos e injustos baremos de normalidad. Sí, normalidad es cualquier ser humano, cualquiera con necesidad de amar y ser correspondido.

Me vienen a la mente personajes históricos como el filósofo Platón, que era discípulo de su amado Sócrates; Leonardo Da Vinci y mi poeta favorito de todos los tiempos Federico García Lorca, estos personajes sin lugar a duda, fueron perseguidos por su condición sexual, pero serán recordados por su arte y lo que aportaron a la sociedad en la que vivimos.

También me viene a la mente Víctor Gutiérrez, jugador de la selección española de waterpolo, que el año pasado eligió la revista ‘Shangay’ para dar visibilidad a este colectivo y denunciar que la sexualidad no tiene por qué ser un tabú en el mundo del deporte.

Cada vez hay más casos de personajes famosos, políticos y deportistas que van saliendo del armario y defendiendo su condición sexual.

Porque no estamos en esta vida para juzgar a nadie a quién debe amar y a quién no debe hacerlo.

¿Pero qué derecho se tiene a castigarles? ¿Quién les ha dado el derecho de querer cambiarles? ¿Qué hace pensar que pueden dictar cómo debe quererse la gente?

Hay tantas personas que están tan condicionadas a la religión, a que el amor tiene que ser entre un hombre y una mujer, que no se dan cuenta de que el amor es libertad.

Ojalá seamos conscientes de que el amor no entiende de fronteras, de religión, ni de géneros, sino de la belleza de dos seres humanos y del amor que éstos se profesan, de la diversidad.

Ojalá no seamos tan cuadriculados y abramos nuestras mentes, para crear amor y tener libertad para amar a quién se quiera. Porque la única verdad hoy en día es el amor.

Ninguna cultura rechaza el sentimiento del amor porque el amor tiene muchos colores. No lo rechaces tú. Ojalá el amor fuera más libre.

Quizás sea una gran soñadora, una utópica que cree en una sociedad igualitaria, en la que se puede amar sin ninguna distinción, sin ningún prejuicio.

Y tú, ¿tienes el corazón arcoíris?

Beatriz Infanzon
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Beatriz Infanzon

Nacida a mediados de los años 80. Creo historias emocionales utilizando técnicas de storytelling, branding emocional y el poder de las Redes Sociales. Amante del cine, un buen libro, la música, las series; me considero una persona ecléctica, abierta a nuevos proyectos y colaboraciones. Sonrisa como filosofía de vida.

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