Uber, Google News y los laocoontes de Internet
Reconozco que soy de sangre efervescente, muy a mi pesar, y tras leer algunos artículos en blogs que defendían a capa y espada a Google ante el cierre de Google News y semanas después lo mismito con Uber, me subió la efervescencia a un nivel rebosante. Internet es un monopolio en el que las grandes compañías gobiernan en lo virtual y tratan de gobernar en lo real. Internet es la nueva América donde engañar con espejitos a cambio de oro. Por supuesto siempre hay iluminatis que desde su brillante ceguera lamentan todas las cortapisas que se les ponga a los gigantes. Cuando Google decida el sexo de nuestros hijos ya no tendremos nada que lamentar.

Quizás recuerdes el famoso caballo que el pueblo de Troya recibió de los griegos. Los troyanos encontraron en la puerta de Ilión aquel gigante equino de madera y pensaron que aquella ofrenda a los dioses podría significar un nuevo gran periodo de paz con los griegos. El entonces sacerdote del templo de Apolo les dijo a los troyanos que desconfiaran de los griegos, pronunciando un: Desconfío de los griegos incluso cuando traen regalos (timeo Danaos et dona ferentes).
El sacerdote, llamado Laocoonte, predijo que en su interior habrían soldados griegos que les atacarían desde dentro de la fortaleza así que pidió que aquel obsequio se quedase fuera de la muralla. Nadie le hizo caso. Se burlaron de él y siguieron con los festejos que celebraban la retirada del enemigo. Laocoonte trató de destruir el caballo y lanzó varias antorchas encendidas. En ese momento, de las aguas, emergieron dos serpientes que atacaron a sus dos hijos y los devoraron. Según cuenta el poeta Virgilio esto sucedió debido a que los dioses se ofendieron cuando Laocoonte trató de destruir una ofrenda destinada a ellos.
No son pocos los que defienden Internet como una democratización social, una tierra de oportunidades, un universo paralelo donde recoge dinero hasta el más lelo. Convertirse en esto es fácil, consiste en: abrirse una cuenta de Twitter y decir que se es emprendedor, CEO (director general) de algo, y si es posible decir que se está entre dos ciudades chachis y que se hacen conferencias hablando del tamaño de la polla del Sr. Internet. Ser director general de sí mismo, decir que se es emprendedor y mostrarse favorable a lo que la mayoría parezca defender es la tendencia actual de una generación perdida entre redes sociales virtuales y escasas dotes de reflexión personal. La realidad dice que en esta pirámide del gilipollismo son muy pocos los que consiguen llegar a algo más aceptable que hacer el papanatas, pero sin dinero ni fama.

Volviendo al tema, son muchos de estos evangelizadores de lo digital que llaman ridícula a aquella ley que le obligaba al Google a pagar por enlazar contenido. Google, que no es una ONG, decide cancelar el servicio en España y dar un portazo al salir de casa.
Los defensores de Google dicen que es libertad de expresión (yo tampoco sé a qué se refieren con eso), y que el derecho a la información de los usuarios se verá afectado. Ya no será posible «ver las noticias desde Google» y esto supondrá una caída irrefrenable del tráfico de las páginas web de los diarios. Se junta el hambre con las ganas de comer. El nerviosismo de la población ante recortes y políticas antisociales se mezclan con la náusea que provoca el ministro Wert. La llamada tasa a Google se nos vende como una «putada» que nos hacen a los pobres usuarios.
No seré yo quien defienda a Wert ni a la ley que ha sacado adelante, pero sí me cuestionaré una cosa. ¿Hasta qué punto Internet pertenece a la humanidad y dónde empezamos a reconocer que empresas como Google diseñan su entorno a su beneficio y antojo? ¿Acaso en tu presencia en Internet no usas algo de Google? ¿Cuando tienes alguna duda no confías en San Google? Pues sí, ellos monetizan (sacan pasta) de la gran mayoría de acciones que los navegantes hacen de la Red. Internet, reconozcamos, es suyo.

Pero Google no quiere tener aquella antipatía que supuraba Microsoft en los 90. Quienes eran reaccionarios al dominio tecnológico de Bill Gates se escondían tras la manzana de Steve Jobs. Google es la G de gratis, la responsable de millones de horas de vídeo en Youtube, de un correo con capacidad casi ilimitada, de un buscador de información con el 90% del mercado, del sistema operativo mayoritario en móviles,… Ah sí, también es la G de ganancias que no tributan, por ejemplo en España. Por ejemplo, Google en 2012 dijo que tuvo pérdidas por un importe de 1,4 millones de Euros. Su ingeniería fiscal le permite evadir impuestos trasladándolo a Irlanda, o EEUU.
El caballo de Troya viene en forma de regalo que hemos dejado entrar en nuestras vidas con el beneplácito de políticas abusivas que permiten evadir impuestos, imponer su fuerza hegemónica y hundir empresas. No es necesario que recuerde empresas tecnológicas arruinadas porque Google ha decidido modificar su algoritmo de búsqueda, es decir que ellos imponen las leyes que regulan la existencia en Internet y son capaces de influir en la economía.
La responsabilidad del ciudadano es la responsabilidad que se le exige al político, responsabilidad de que legislaciones sirvan para convivir en harmonía y no para satisfacer la riqueza de grandes empresas o amantes de lo gratuito.
- El arte que incomoda, se censura en todo el mundo - 2018/03/05
- Libertades de expresión y mal gusto no es lo mismo - 2018/02/20
- Desetiquetar a una generación al completo - 2018/02/06