Fraude en taquilla: corrupción en el cine español

En todos los ámbitos de la sociedad, parece que sin excepción, hay corrupción. En política especialmente, pero no solo. La banca, la construcción, el deporte (la FIFA y la compra de partidos en el fútbol, el dopaje en atletismo y ciclismo), se han visto envueltos en los últimos años en numerosos casos de corrupción. Una lacra que no conoce límites y de la que el cine lamentablemente no ha sido ajena. A poco menos de un mes de las elecciones generales españolas ha estallado un nuevo caso del que todavía no conocemos su repercusión, sus consecuencias más inmediatas ni sus principales implicados, aunque los primeros nombres, principalmente de exhibidores, distribuidores y productores, estén empezando a  ver la luz.

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El proceso fraudulento es bien sencillo, pero para entenderlo hay que saber cómo funciona el sistema de ayudas públicas. Estas ayudas al cine se realizan a posteriori: una vez estrenada la película la cantidad varía en función de la taquilla, del número de espectadores que acudan a la sala. Es indispensable alcanzar un número mínimo de asistentes (30.000 para películas de lengua no española o 60.000 para filmes rodados en castellano) para optar a ayudas de hasta un millón y medio de euros, por lo que el fraude consiste en inflar de manera ficticia el número de espectadores en salas para alcanzar ese cupo. Algunos productores llegaron incluso a pagar de su bolsillo entradas, algo que no es ilegal, para poder recibir la ayuda. La nueva Ley del Cine, que empezará a funcionar a partir del próximo 1 de enero (los estrenos de 2014 y 2015 aún funcionarán con la ley antigua) corrige estas deficiencias e incentiva las ayudas a la producción y al estreno, por lo que no dependerá de variables tales como la recaudación en taquilla.

Pero según parece no sólo inflaban los datos. Había incluso quien, en connivencia con cines, distribuidores y exhibidores, inventó pases de película matinales inexistentes, o datos de taquilla de pases que llegaron a cancelarse por supuestos problemas técnicos (en realidad se debía a que había un único asistente a la sesión), de los que llegaron a decir que los espectadores superaron la centena en esa misma sesión (caso de Mr Nice y de De mayor quiero ser soldado o de Los muertos no se tocan nene: de 0 a 168 espectadores, sumando un total de 1600 a lo largo de la semana). Llegaron a darse casos de solapamiento de horarios  en los que, comprobando únicamente el metraje de cada cinta, era fácil probar su falsedad.

El fraude se explica entendiendo el funcionamiento de la industria y el (mal)trato hacia el cine en nuestro país. En una legislatura marcada por las disputas entre Hacienda y Cultura, una de las artes más afectadas ha sido el cine, sector que solo en el año 2013 vio recortado el Fondo a la Cinematografía un 12,4%, sufrió las consecuencias del aumento del IVA hasta el 21% (uno de los pocos países europeos que pagan el tipo máximo de IVA) y de la drástica reducción de las subvenciones (44,2 millones en 2013, 64,4 millones en 2012). Tampoco en desgravaciones fiscales, entre el 18 y el 20% según la recaudación,  o ayudas públicas directas (alrededor de 50 millones en España frente a los 120 de Reino Unido, los 340 de Alemania o los 770 millones de la vecina Francia) estamos en la media de los países de nuestro entorno. Pese a la situación de emergencia que vive el cine en España, la Ley de Mecenazgo tardará en llegar.

Hasta el momento, cuando la investigación está todavía en sus fases iniciales, el Instituto de Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) ha pedido la devolución de las ayudas de 23 películas realizadas entre 2013 y 2014 y por nueve más en lo que va de este año. Son ya 41 las cintas implicadas en un caso de corrupción que afecta a gente como Jaume Solé Viñas, Antonio Solé Viñas, Luna Exhibición y ABS Productions-Barcelona por las películas La zona muerta, Pecador y La última mirada; el director y productor —con su empresa Nickelodeon Dos PC— José Luis Garci, por Holmes & Watson. Madrid days; Enrique Cerezo, como productor de La montaña rusa; el productor Gerardo Herrero; Luis Miñarro,  Juan Martínez, Marck Albela, José Gago y José R. Gago Perales por Los muertos no se tocan, nene, y Edmundo Gil, de Flamenco Films, por Rosa y negro. Y la lista podría aumentar según avancen las investigaciones.

El pasado miércoles se celebró el juicio contra Miguel Bardem –sobrino de Pilar Bardem y primo de Javier y Carlos Bardem-, por las infracciones cometidas en la película El rey de la montaña. Se trataba de un juicio de conformidad, pues se había pactado previamente la devolución de las ayudas. Algunos de los exdirectores del ICAA han señalado que el fraude no es en absoluto generalizado pero habrá que esperar para conocer realmente las secuelas que deja en la opinión pública en el muy mermado cine español una investigación de la que todavía se desconoce su envergadura real. Confiemos en que este caso no se utilice políticamente para perjudicar al cine español, denostado por los gobiernos de cualquier signo. Y esperamos que la nueva Ley del Cine consiga paliar las deficiencias y los vacíos que han posibilitado estos fraudes injustificables.

 

Carlos Rico
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Carlos Rico

Periodista cultural especializado en análisis crítico de cine y series de televisión. También he desempeñado como periodista deportivo escribiendo para Hockeynoticias.com y Vavel.com. Máster de Crítica Cinematográfica en ECAM. https://twitter.com/kinocine_

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