El feminismo desenfadado llega al teatro con Indómita
La sala está llena. El público está expectante por ver el trabajo de estas chicas catalanas de la joven compañía Projecte Lilith. Las luces, rojas, cubren el escenario, y una máquina de humo sumerge la escena en una bruma mística. Comienza a sonar el ritmo de un cajón y un canto tribal. Salen a escena las tres máscaras en blanco que son Laura, Mireia y Marta que ejecutan con tres sillas una simbólica coreografía en la que la mujer soporta el peso del mundo sobre sus hombros como si del mítico Atlas se tratara.
Indómita es espectáculo que combina un ácido surrealismo como feminismo desenfadado y desenfrenado. Se presenta como un juicio en el que la mujer es acusada de intentar liberarse del yugo del patriarcado, y se enfrenta a los delitos de desobjetivizarse, salirse del canon de belleza o querer tener una opinión sobre su maternidad, entre otros. Las actrices emplean sus talentos para transportarnos a diferentes situaciones donde vemos estos delitos explorados con una visión particular. Podemos presenciar escenarios en los que se transforman en gallinas, cantan canciones de amor o dan tips de belleza, todo envuelto en un aura de surrealidad concedido por la magnífica iluminación y el acompañamiento musical.
El mensaje de la obra es claro: la mujer quiere su libertad y se enfrentará a quien quiera someterla con un NO claro y rotundo, que emerge desde la punta de sus pies hasta su garganta. Y por si esto no queda claro, cierran de forma cíclica volviendo al escenario inicial, donde ahora estas tres mujeres lanzan su carga por los aires y resumen su canto tribal, pero esta vez de liberación, lleno de optimismo y confianza, haciéndonos volver a una representación de la mujer como bruja, casi como las míticas ninfas, poseedoras de un conocimiento ancestral que se ha perdido, pero que debe volver.
Pero la función no acaba aquí. Projecte Lilith ofrece un espacio de diálogo con la audiencia tras su espectáculo, pues, dicen, “lo llamamos proyecto porque está siempre en movimiento, en continuo cambio”, y utilizan este foro para mejorar y aprender a través de la crítica constructiva y la conversación que se establece. Una de las críticas, precisamente, que más salió a colación fue la de que tan solo se limitan a recontar un discurso ya conocido, que no van más allá, no innovan. Esto, si bien pudiera verse así, no es cierto. Tenemos que considerar que el público presente estaba compuesto, aunque diverso en edades y géneros, por personas que ya conocen el discurso. El error, no está, entonces, en el mensaje, sino en el público.
Si bien se presentó en un espacio universitario, debería llevarse también a otros centros educativos donde pueda tener un mayor impacto en la audiencia, donde pueda enseñar, aparte de asombrar artísticamente, y esto es algo que deberían considerar hacer las creadoras, en su faceta de pedagogas. Aun así, un comentario que se escuchó también durante el foro, donde participó gente de distinta edad y trasfondo cultural, es que, probablemente, la innovación venga en este mismo diálogo posterior.
Sea como sea, consiguieron levantar al público, tanto para aplaudir como para intervenir. La experiencia fue altamente gratificante, y el concepto, que recuerda bastante a la canción de David Bowie We Prick You, está muy bien llevado. Pueden ser una compañía joven, pero se nota la experiencia y el entusiasmo de las actrices. Realmente les importa lo que están haciendo y lo hacen por una razón. Es una obra personal (se destaca el monólogo sobre la maternidad que hace Laura), pero a la vez universal, con la que todo el mundo puede verse identificado, hombre o mujer, y aprender. No es no, y estas mujeres dicen no a un mundo de blancos y negros, de etiquetas y cajitas, y dicen sí a la libertad de ser.
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