Adaptación, innovación y empleo: ¿estamos en la época de las oportunidades?

Hay tiempos mejores y tiempos peores, y ahora vivimos en un momento histórico en el cual hemos pasado de una riqueza (aparentemente) boyante a una competitividad por la supervivencia económica. Nuestro futuro, como trabajadores, ya no depende sólo del mercado local, sino que cada vez tenemos que buscar las oportunidades  más lejos.

Aunque tenemos un panorama poco esperanzador, la dificil situación ha abierto oportunidades que antes no existían. En el entorno actual es necesario superar ciertos complejos y exprimir la situación

El autoempleo basado en ideas ingeniosas nos permite escapar de situaciones de desesperación en la que el empleo es esclavista (salarios bajos, jornadas con horas extras no retribuidas, y otros modos de explotación).

Adaptación

El mercado nos ofrece una visión pesimista en la que ni los bancos conceden créditos ni la población tiene dinero para poder comprar nuestros productos o servicios. Para poder estar en el mercado hay que buscar fórmulas que esquiven la escasa financiación de los bancos y el encarecimiento de los productos. Una idea basada en bajo coste y buen servicio exige un ejercicio de cálculo considerable.

Florecen negocios como las panaderías «low cost», o las tiendas de perfumes de imitación, también hay quienes han visto en la compartición de recursos como el coche, o los talleres de «háztelo tu mismo» un filón para capear el temporal.

Innovación

Las ideas frescas tienen más oportunidades de éxito. Una empresa, por muy pequeña que sea, tendrá siempre competidores iguales o superiores. El valor de la diferencia puede hacer que un negocio se mantenga o incluso crezca.

En un escenario donde la oferta es igual a la de la competencia, obligará al mercado a bajar el precio, es decir los beneficios. Esto quiere decir que para no tener que rebajar el precio y competir por un margen económico menor, hay que innovar y ofrecer «diferente».

El empleo

Lograr un empleo ahora mismo es algo más complejo que en años anteriores. Los empresarios pequeños no poseen suficiente capital como para poder crecer sus negocios. Los bancos no les ceden créditos, el mercado es inestable, y los trabajadores pueden suponer un riesgo a su supervivencia. La paradoja se fija en el «necesito mano de obra para crecer pero la mano de obra puede ser un lastre».

En el caso de grandes empresas se dibuja a golpe de hoja de cálculo combinaciones de trabajadores y sus despidos para que la productividad no se vea afectada. Cuando una empresa quiere reducir costes sin que se merme su calidad o prestación de servicios, entra en una espiral imposible. Como trabajador puedes hacer mucho: aumenta tu competitividad y vuélvete en un indispensabe… Si esa empresa no «te desea», encuentra futuro en otra.