Miedos imprescindibles que debes ver

El diccionario de la RAE en su primera acepción define El Miedo como «Angustia por un riesgo o daño real o imaginario». Siendo el Terror una evolución natural catalogado como «miedo muy intenso». Partiendo de esta premisa y siguiendo la temática de esta semana de Magazing; a continuación podéis contemplar una galería de imágenes, escenas y música del mejor cine de suspense, miedo y terror que para bien o para mal han quedado grabadas a fuego en la memoria cinéfila colectiva.

No existe ánimo de mostrar nada desagradable, sangriento o gore. Porque a diferencia del terror de serie b, slasher y giallo italiano; el miedo que en su momento infundieron estas películas y sus escenas tienen que ver más con lo psicológico o con, y volviendo a la RAE, y la primera palabra de la definición del miedo: la angustia o «El temor opresivo sin causa precisa». Es el miedo inexplicable, el difícil de definir el que quizás más nos cause esa aflicción, congoja y ansiedad. Si seguís mirando es cosa vuestra.

 

Esta película que filmó Stanley Kubrick contiene tanto miedo en su interior. Desde el arranque y casi en cada fotograma existen trazas de esta palabra. Es una empresa harto complicada elegir una sola imagen en concreto. Así que mejor déjense llevar por el tema de introducción. Desde luego, no augura una comedia de risas alocadas.

 

Enseñar el peligro al público antes que a la protagonista. Alfred Hitchcock no es el maestro del suspense por casualidad. Además las cero explicaciones sobre por qué atacan en esta película esos malditos demonios alados no hacen más que incrementar la zozobra. Chapó.

 

El miedo a los monstruos en una imagen. En esta mirada a una sociedad que inoculaba horrores a través del personaje abyecto que encarna Peter Lorre; convive con  armonía la reflexión del propio monstruo sobre su naturaleza aberrante. Acérquense con precaución a M: el vampiro de Dusseldorf de Fritz Lang. No sólo comprobarán como el miedo puede provocarse con un simple silbido, también que todo el cine posterior sobre este tipo de seres sólo son pastiches, añadidos y copias de esta obra inmensa del cine alemán. Cierre del expresionismo e inicio del cine negro.

 

Ningún otro personaje freak del universo Lynch suscita el escalofrío malsano que el de Robert Blake en Carretera perdida. En esta película habita una sensación constante de desasosiego e irrealidad que seguiría con la hipnotizante Mulholland Drive y la marciana Inland Empire. Sin embargo, es aquí donde la sensación del mal grotesco resulta de una intensidad abrumadora.

Cría cuervos…La infancia es un lugar mágico donde cabe todo. Un lugar donde una niña puede jugar al escondite y a la vez decidir sobre la vida y la muerte. Un espacio del tiempo en el que nuestros sentimientos de bondad y maldad se despliegan libres y puros. Y Carlos Saura lo supo plasmar a través de los ojos de una inquietante niña llamada Ana Torrent.

Siguiendo la estela de la anterior cinta; lo que da más miedo de esta fantástica adaptación de la primera parte del libro de Stephen King son los momentos con los adultos. Claro que si se te aparece Pennywise de esta guisa…

Este angelito tiene un pie en cada lado de la valla. Un psicópata de manual. Alguien a punto de sacar a su verdadero ser.

No podía faltar en esta galería un clásico de los noventa que hizo resurgir un subgénero olvidado. Buffalo Bill jugando con Clarice Starling. El corazón del público en un puño.

Y para acabar un gato para buscar el me gusta fácil. Esa es la expresión que se te queda cuando ves a un polizón a bordo con malas pulgas. Jonesy era el otro pasajero no humano de la Nostromo y al igual que Hitchcock era un mirón del crimen.

 

Manuel Cobo

Manuel Cobo

Abogado no ejerciente y cinéfilo empedernido. Siempre en decadencia.

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