La maleta tecnológica: ¿Cuántos kilos de tecnología te acompañan estas vacaciones?

Si te vas de vacaciones y haces la maleta y a penas puedes cerrarla, ¿de qué puedes prescindir?. Cables, cargadores, tableta, ordenador, uno o dos móviles, y quizás memorias USB, algún DVD de Fast and Furious o de Dirty Dancing… El peso de la maleta incrementa porque somos incapaces de dejar atrás la tecnología. ¿Estamos tan enganchados a la Red?

Cuando viajamos en el tren, el metro, o el autobús vemos como la mayoría de los viajeros van mirando sus dispositivos móviles. Es una imagen cada vez más habitual, y más aún sorprenderse cuando uno de ellos se dedica a mirar a la realidad en lugar de a la pantalla. Existe quizás una dependencia hacia la tecnología, un mal endémico que no sólo afecta a los individuos sino que se establece como una realidad social aceptada.

La Maleta TecnológicaIrse de vacaciones, desconectar, ha perdido su esencia de “alejar de lo conectado”. Ahora cuando nos vamos de vacaciones a la playa, o salimos a otro país, visitamos alguna ciudad, nos vamos a la casa de campo, etcétera, nos acompaña Facebook donde queremos saber qué tal les va a los demás, o queremos compartir nuestras fotos en Instagram, o queremos saber qué pasa con Mariló Montero esa semana en Twitter. Quizás aún le llamemos desconectar, pero si el 4G, el 3G o alguna G llega, no nos vamos a apartar de la Red.

Para los “nativos analógicos”, o nacidos antes de Internet y los DVD, las vacaciones antiguamente se podían acompañar con cámaras de fotos desechables que en muchos casos no se llegaban a llevar nunca a revelar. No obstante, y a pesar de que los teléfonos inteligentes nos permiten escuchar música, hacer fotos, consultar en la Red, y cien cosas más, seguimos queriendo llevarnos todo lo tecnológico posible.

¿Eso es bueno? ¿Malo? ¿Pachín-pachín? Pues ni lo uno ni lo otro. Todo dependerá siempre del uso que hagamos durante las vacaciones y el reemplazo que hagamos de conversaciones reales, de mirar a través de nuestras retinas sin necesidad de píxeles, y lo capaces que seamos de mantener nuestra actividad física lejos del silicio de la tecnología. No es nada bueno ni recomendable, sin duda alguna, convertir nuestras vacaciones compartidas en un viaje con Siri.

La dependencia tecnológica se puede considerar un trastorno, además estudiado por ser realmente un problema mundial. El clima, en el que nos creemos inmunes a esta adicción, favorece la propensión a ser un adicto digital: nos confiamos. Pero del mismo modo que en la adicción al tabaco o al alcohol existe una manera de “desintoxicarse” de lo digital.

¿Has pesado tu maleta antes de subir al avión? Este verano, antes de salir de vacaciones, piénsate dos veces cuánta tecnología te va a acompañar. Quizás puedas viajar con unos cuantos kilos menos de tecnología.

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