Menos comunicación online y más offline

A raíz de una publicación que hice el otro día en mi Instagram, una persona me escribió por privado y me dijo algo así como que tenía razón con lo que había planteado y que escribir cartas había muerto.

La publicación versaba sobre lo ‘hecho a mano’, siempre he considerado que tiene magia y lo atribuía a escribir cartas a mano.

El mensaje de esta persona me hizo darme cuenta de que verdaderamente tenía razón con lo planteado. Cierto es que ya no escribimos cartas a mano, y se ha perdido esa chispa, esa magia que había.

En la actualidad, la comunicación es de otra manera, más directa, se ha perdido el encanto de lo de antaño. Ahora hemos cambiado escribir cartas por los mensajes en las redes sociales como Twitter o Facebook, o mandándonos mensajitos vía Whatsapp, pero que queráis que os diga lo echo de menos. Soy escritora, pero de las de antes, de la antigua usanza, sigo tomando notas a mano, y la mayoría de las veces escribo a mano antes de ponerme a redactar en el ordenador, al menos hago un esbozo de las ideas que voy a tratar.

Me gusta observar a las personas, y últimamente me he dado cuenta de que estamos tan enganchados a la tecnología que no disfrutamos de los momentos. Recientemente, he hecho un viaja corto, pero intenso en Alsa. No pude dejar de observar lo que sucedía a mí alrededor, la mayoría de personas que iban en el autocar iban enganchadas al móvil, no había nadie que observará el paisaje.

Personalmente, a mí me gusta desconectar un poco de tanta tecnología, y disfrutar de los detalles, de los momentos que nos ofrece el viaje.

Tenemos que ser conscientes de que la vida es corta y hay que disfrutarla, y dejar que ésta nos sorprenda. Sin duda, necesitamos buenas vibraciones y energía positiva.

Por mi parte, seguiré disfrutando de la vida, puesto que es un regalo, y no nos damos cuenta de que vivir es muy importante. Vivimos tan sumergidos en el trabajo y en la tecnología que no disfrutamos de tiempo con las personas que nos importan. El día tiene 24 horas, entre 6 y 8 horas para dormir, y el resto del tiempo que hacemos, pues la respuesta es sencilla, trabajar (a veces de forma esclavizada por un sueldo miserable) y estar enganchados al móvil o la tablet. Pero, ¿y las personas que están a nuestro alrededor? No sería mejor socializar cara a cara que hablar por el móvil.

Hace unos días fui con mi pareja a una cafetería y no pude evitar como siempre observar a mi alrededor, la mayoría de las personas que estaban allí, sólo prestaban atención a su smartphone, y todas estaban en compañía. Ahora la comunicación es diferente eso dicen, pero no nos damos cuenta que la tecnología puede favorecer unas cosas, y desfavorecer otras, puesto que ya no se interactúa cara a cara. Y la cuestión es la siguiente: ¿esas personas que están una al lado de la otra está hablando por redes sociales en vez de iniciar la conversación cara a cara?

Vivimos en la era de la información y de la tecnología, hoy en día con una conexión a Internet todo se sabe en cuestión de segundos, apenas podemos ocultar lo que hacemos a cada momento, en cada instante; incluso hay personas que no tienen privacidad y lo comparten absolutamente todo. Hay que saber parar y conocer dónde están los límites, puesto que la privacidad es un tema complicado, pero debería haberla, ¿no crees?

Sí, tú, el que está leyendo esto, seguro que todo lo que te he planteado en esta opinión personal, no eras consciente de ello, pero ahora espero haber conseguido que abrieras los ojos.

Por favor, menos comunicación online y más offline, no olvides disfrutar de la vida, y de vez en cuando sigue escribiendo en papel, lo digo por tu bien, así no se pierden las tradiciones de antaño.

Y por último, más privacidad y menos postureo.

Beatriz Infanzon
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Beatriz Infanzon

Nacida a mediados de los años 80. Creo historias emocionales utilizando técnicas de storytelling, branding emocional y el poder de las Redes Sociales. Amante del cine, un buen libro, la música, las series; me considero una persona ecléctica, abierta a nuevos proyectos y colaboraciones. Sonrisa como filosofía de vida.

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