Cada europeo genera una media de 4 kilos de basura tecnológica
Montañas de basura electrónica, de piezas, componentes, aparatos, móviles, de chatarra electrónica amenazan en convertirse en un problema cada vez más difícil de resolver, dado su crecimiento desenfrenado. Las modas, el poder adquisitivo, las novedades tecnológicas, el “estar a la última” hacen que los aparatos tecnológicos queden obsoletos y anticuados con una rapidez sorprendente.
Por ello, tenemos que cambiar nuestros móviles, televisores, monitores, ordenadores con una frecuencia que genera una cantidad preocupante de lo que se ha dado en llamar “chatarra electrónica”.
En un mundo que, hasta ahora, ha dado la espalda al reciclaje, cada año llegan a los vertederos europeos entre 8,3 y 9,1 millones de toneladas de chatarra, según estudios recientes. Es evidente que esta cifra aumenta cada año. Y de ellos, sólo un 22% se trata y se recicla como debiera.
Además de los vertederos europeos, muchas toneladas de esta “nueva basura” abandonan ilegalmente las fronteras de los países europeos para ir a parar a países menos desarrollados, dado que los controles aduaneros no comprueban que los productos exportados no están en condiciones de uso, y, por tanto, no deberían pasar las fronteras.
La chatarra electrónica no reciclada provoca que los países de Europa pierdan una gran cantidad de materias primas. Por ejemplo, por cada millón de teléfonos móviles, perdemos 250 kilos de plata, 24 kilos de oro, nueve kilos de paladio y nueve toneladas de cobre.
Pero parece que por fin los diputados europeos quieren poner en orden esta situación. La comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo recomienda que para 2016, cada país recoja el 85% de los residuos generados, y que el nivel de reciclaje de los mismos pase del actual 22% a un mínimo del 50%, aunque lo ideal sería llegar al 75%.
En definitiva, se puede jubilar un viejo ordenador si se cree necesario, el cómo es lo más importante. Por eso la reutilización de piezas dejará de ser algo opcional y poco a poco empezará a ser algo esencial, propulsado por ley.
La conciencia social irá por ley. A partir de ahora seremos más limpios con el entorno,más respetuosos con la naturaleza, más involucrados en que las empresas dejen de verter residuos, que los comercios no separen cartón de plástico, o que las piezas de un ordenador queden desguazadas por gamberros junto a los contenedores de basura.
Se abre un puerta a nuevas especialidades profesionales como la gestión medioambiental en las empresas (para perseguir los certificados de calidad como los conocidos ISO), o la instalación de placas solares que aumenten el autoabastecimiento de polígonos industriales.