Cotillas por doquier

Vivimos en la era de la información, pero no cabe duda que el cotilleo en mayor o menor medida siempre ha existido.

Somos cotillas por naturaleza, nos encanta saber más cosas sobre los demás, cuantas más mejor, nos mantenemos informados de lo que acontece en nuestro país, en nuestra ciudad, en lo que acontece a nuestro alrededor, en general, en lo que acontece en el mundo.

Ojalá menos cotilleo y más humildad.”

Cuanta más información tengamos o manejemos, creemos que es lo mejor para nosotros; pero acaso nos hemos parado a pensar que esa información que nos dan en los medios de comunicación está contrastada y es veraz.

Cada vez estoy más segura de que tanta información a veces conlleva a la desinformación y a no enterarte de nada. Desde pequeña siempre me ha gustado investigar, considero que es algo importante para contrastar lo que sabemos o creemos saber, y si esto es correcto.

A veces las cosas no son como nos la pintan, vienen edulcoradas; la mayoría de las veces todo lo que ocurre a nuestro alrededor no sale a la luz, más bien queda oculto, entre la penumbra y el olvido.

Nos olvidamos del pasado, sólo queremos vivir en el presente, y nos preocupamos más por el futuro. Pero no nos damos cuenta que sin el pasado no seríamos lo que somos ahora.

Hace unos días acudí a una quedada de bloggers, cuál fue mi sorpresa que teníamos una infiltrada para pasarle información y cotillear un poco a otra comunidad de bloggers que hay en la provincia dónde vivo. Digamos que a esta conclusión llegué al día siguiente, cuando la susodicha decidió descolgarse del grupo que teníamos en Whatsapp con una despedida un tanto irrisoria y carente de sentido, se desveló ella misma, sin que nadie dijera nada.

La cuestión es: ¿por qué queremos saber tanto de los demás cuando ni siquiera nos incumbe?

Pues bien, la respuesta es sencilla, somos cotillas, queremos saber todo acerca de todo el mundo, queremos desmenuzar las cosas que ni siquiera nos incumbe.

Quizás deberíamos pararnos a pensar en lo que nos acontece a nosotros mismos, y no a los demás. Cada uno es libre de hacer lo que quiera con su vida, allá cada cual.

También me doy cuenta de cuál es el nivel de cotilleo que hay en nuestro país cuando reviso las audiencias televisivas, los programas más vistos son los de chismes, o lo que tienen que ver con saber todo lo que tiene que ver con las vidas ajenas, tanto de famosos o aspirantes a famosos.

Pero vuelvo a reiterar, ¿por qué queremos saber todo acerca de los demás?

Quizás deberíamos aprender a vivir nuestra propia vida, señores y señoras, chicos y chicas, vivan sus vidas, disfruten de las sorpresas que la vida les regala, y no estén tan pendientes de las de los demás, es uno de los mejores consejos que les van a dar.

“Disfruten de sus vidas y no de las ajenas.”

Beatriz Infanzon
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Beatriz Infanzon

Nacida a mediados de los años 80. Creo historias emocionales utilizando técnicas de storytelling, branding emocional y el poder de las Redes Sociales. Amante del cine, un buen libro, la música, las series; me considero una persona ecléctica, abierta a nuevos proyectos y colaboraciones. Sonrisa como filosofía de vida.

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