GLOW: las chicas son guerreras
Así se llama una de las series de Netflix que a mediados de 2017 fue bien recibida y que cuenta con buenas críticas y algunas nominaciones a premios. No sólo es una serie protagonizada por mujeres, sino que también está creada y producida por ellas.
GLOW cuenta en su primera temporada con diez episodios, y ya ha renovado por una segunda, es una creación de las showrunners Liz Flahive (Homeland, Jackie) y Carly Mensch (Orange is the New Black y Jackie). Junto a ellas la producción ejecutiva corre a cargo de Jenji Kohan, creadora de Orange is the New Black, y Tara Herrmann.
Está centrada en una versión ficcionalizada de Gorgeous Ladies of Wrestling (GLOW), un programa de los años 80 creado originalmente por David McLane y que nos hace caer en la trampa de la nostalgia.
Quizás alguien recuerde como cada fin de semana niños y adultos nos reuníamos alrededor de la televisión para ver como Hulk Hogan y André el Gigante celebraban la diversidad televisiva de los noventa en Pressing Catch, pero no cabe duda que ‘GLOW’ no solo reivindica la lucha libre, sino que sabe aprovechar el parecido del wrestling con el teatro, lo cual no deja de ser algo inesperado.
Y te estarás preguntando cuál es el argumento de esta serie, el concepto es simple: las chicas son guerreras. Pero si quieres algo más extenso: Los Ángeles. 1985. Ruth Wilder, una actriz desconocida, trata de encontrar su espacio en la gran pantalla. Las oportunidades no llegan y, agobiada por las facturas, decide probar suerte en la extraña audición de Glow (Georgeus Ladies Of Wrestling), un espectáculo televisivo que simula combates de lucha libre entre mujeres.
Quizás una de las mayores virtudes de GLOW es haber creado una serie sobre lucha libre sin importar que no sea un deporte, sino un espectáculo en el que todo está coreografiado; además resulta interesante cómo GLOW abraza la profunda conexión entre el teatro en su forma más popular con el espectáculo excesivo del catch.
Cabe destacar que todas aquellas que veamos esta serie nos podemos sentir identificadas con cualquiera de los personajes de esta comedia dramática, puesto que en el casting no hay glamour, ni actrices. El director de dicho casting un personaje que ha fracasado, es sexista y que parece que no ha tenido las oportunidades con las que soñó algún día, se encarga de la selección de candidatas y busca mujeres diferentes y con talentos ocultos para grabar su estrambótico show.
A las pruebas se presentan aspirantes muy diversas, como Sheila, una mujer que parece una loba criada en el bosque y que cuenta con un olfato hiperdesarrollado; Cherry Bang, una doble especialista de luchadoras; y Carmen Wade, una joven con sobrepeso que acabará convirtiéndose en uno de los personajes más inspiradores de la serie.
Lo único que une a todos los personajes, incluido Sam es que todos han tocado fondo, y GLOW será ese lugar en el que, por fin, encajen.
Pero sin conflicto, no hay pelea en el ring. Y para que un combate de lucha libre femenina triunfé en la televisión necesitábamos emoción, luces de neón, y no sólo toneladas de laca y enfundarse en lycra, también era necesario conflicto.
Y justo en el momento más necesario, cuando Sam Sylva buscaba ese conflicto, la inspiración hizo acto de presencia en forma de pelea entre Ruth y Debbie, su mejor amiga. En un lado del cuadrilátero estará ella, Debbie, la diosa del ring, la líder del bando de las mujeres buenas, guapas y deseables. Ruth, en la esquina contraria, parece condenada a ser la jefa de las malas, de las traidoras y egoístas.
Una pequeña anotación, debo decir que GLOW es una historia inspiradora, ligera y fácil de digerir dado sus 30 minutos de duración en cada capítulo, y además trata temas tan interesantes como género, amistad entre mujeres y la percepción pública de estereotipos, todo con un ritmo rápido y con ligereza sin dejar de centrarse en el tema principal: las mujeres son guerreras.
Y un apunte más, me gustaría recordar algunas de las premisas que se trataban en el feminismo de los años 80: luchar contra el estereotipo sexual en los medios de comunicación, el arte y la publicidad, abolición del patriarcado, es decir, luchar contra la desigualdad social y las jerarquías que benefician a los hombres, y una especial importancia a la diversidad y solidaridad femenina.
Todas esas premisas se tratan en GLOW desde un punto de vista en clave de humor y drama, contándonos una historia tierna y divertida, a ratos dolorosa y otros, esperanzadora.
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