Carol y Therese se aman

Que una chica de clase media baja y una señora de clase alta casada con un hombre de negocios y madre se enamoren puede resultar chocante para algunos. Que lo hagan en la Nueva York de los 50 es un escándalo. Sin embargo, hay fuerzas que arrasan con cualquier convencionalismo social, costumbre o cláusula moral. De eso va Carol. Fantástica novela de Patricia Highsmith adaptada recientemente al cine por Todd Haynes.

Higshmith no necesita carta de presentación pero para despistados se puede decir someramente que es una novelista icónica de la segunda mitad del siglo XX, capaz de atraparnos en relatos sobre psicópatas encantadores o intrigantes policiacos. Alfred Hitchcock, Wim Wenders o Anthony Minguella bebieron de su fértil imaginación. Por su parte Haynes, a pesar de ser aún relativamente joven, nos ha dejado alguna muestra de su buen hacer. Hasta la fecha «Carol», con permiso de los melómanos de Dylan, es su mejor carta de presentación.

Amor siempre a contracorriente. Amor con escasas opciones de triunfo. Amor de escapadas furtivas y conversaciones de cafetería. Amor elegante como Cate Blanchet y con misterio como Rooney Mara. Galardonada con múltiples premios aquí y allá. Se trata de un melodrama clásico que parece haber sido filmado en aquella época. Es una obra que va in crescendo poco a poco.

Decir que las actrices (incluida la cómplice Sarah Paulson) desprenden una química explosiva y realizan una interpretación medida rayando la perfección es una obviedad; pero las obviedades de vez en cuando y más en estos tiempos de pos verdad hay que decirlas.
Después de loar a las intérpretes protagonistas y para no ser hipócrita, confieso que he fantaseado, y no creo que sea el único; con la idea de que si esta obra se hubiera adaptado en los 50, Katherine y Audrey (las diosas Hepburn) no desentonarían para nada.

Para los que aún no conozcan a Carol y Therese, simplemente invitaros a descubrir una vez más como todo amor requiere de sacrificios y de decisiones difíciles. Este amor que se nos despliega ante nuestra mirada más si cabe.

Decisiones difíciles como el de la creadora cuando lo publicó en papel. Sin conocer en profundidad la vida de la autora de la novela, es de conocimiento general que Highsmith era lesbiana y que firmó con nombre falso por miedo a ser catalogada como tal.

Por todo lo anterior, «El precio de la sal o Carol» adquiere a nivel literario como cinematográfico un lugar especial tanto por el talento de sus páginas y fotogramas como la valentía que desprende la historia. Toda una declaración de principios. Quizás sea solamente ficción, pero es inevitable pensar que esta ficción, como tantas otras, sacan a la luz realidades que con tanto empeño se han intentado ocultar.

Además esta historia tiene una recompensa. Sin ánimo de hacer spoilers solamente apuntar que hay verdades tan evidentes como que el destino muchas veces se nos presenta en forma de momentos y miradas.

Manuel Cobo

Manuel Cobo

Abogado no ejerciente y cinéfilo empedernido. Siempre en decadencia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *